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Hamdi Mansour es la voz de la perseverancia y de la lucha para alcazar la paz en su pueblo. Es la voz que ya no cree en los consensos efectivos, sino en el conflicto resuelto a través de las armas. Porque clama que les han abandonado. Que están desamparados. Que no les queda otra opción. Hamdi Mansour también es el Delegado del Frente Polisario de Canarias desde hace más de treinta años. 

El 24 de noviembre el Delegado Mansour protagonizó una charla organizada por Domingo Gari, profesor de Historia Contemporánea, entre otras, en La Universidad de La Laguna. Con evidente entusiasmo presenta al Delegado del Frente, que procede a explicar pausadamente el dilatado conflicto histórico del Sáhara Occidental.

Comienza con una afirmación que no deja indiferente a ningún asistente: los saharauis fueron técnicamente españoles. Esto se debe a que hasta 1976 el Sáhara fue colonia española, incluso se declaró que era la 53 provincia de España. Y es que el Sáhara es más próximo a Fuerteventura que el propio Tenerife.

Hasta 1959, explica Mansour, Marruecos ayudó a expulsar a los colonos españoles del Sáhara y a los franceses de Mauritania. Sin embargo, una vez desencadenada la lucha, Marruecos cerró la base logística situada en el sur y dejó al Sáhara con los dos grandes frentes. Esto desembocó en una tregua que comenzó en 1970. No obstante, en El Aaiún tuvo lugar un encuentro público para establecer que el terreno y los ciudadanos pertenecían a España. Sin embargo, denuncia Mansour, en la práctica no era así: “No teníamos los mismos derechos ni libertades que los españoles, éramos de tercera. Por ello se formó el movimiento de Liberación Nacional”.

Reclamaron igualdad de forma pacífica, pero Mansour explica que en 1970 la respuesta del Gobierno español frente a esta manifestación no violenta fue “soltar fuegos” y encarcelar al líder del movimiento: “Lo llevaron preso y torturaron. A día de hoy seguimos desconociendo su paradero”.

Fue entonces, arguye el Delegado, cuando juzgaron que el colonialismo no conoce otro idioma sino el de las armas. Formaron el Frente Polisario en 1973, tres años después del altercado. Tras su creación solo tardaron diez días en realizar la primera acción militar contra un puesto fronterizo en Mauritania. “Atacamos a los soldados pero no matamos a nadie. Ahí empezó el combate armado contra la lucha colonial española”, concluye.

Entre 1974 y 1975 las Naciones Unidas requirieron la descolonización del Sáhara. Enviaron una petición al gobierno para conocer las demandas del pueblo saharaui y si cabía derecho a la autodeterminación. En otras palabras, de poder decidir sobre su futuro estatuto político. Marruecos no lo apoyaba, narra Mansour, porque no permitía que se conociera la existencia de un pueblo que lucha por su libertad. 

España defendió la justicia internacional con dos cuestiones, ejemplifica Mansour. La primera consistía en discernir si antes de la llegada del colonialismo había un pueblo o era “tierra de nadie”, y en caso de haberlo, cuál era su relación con Marruecos. El Tribunal respondió que existía civilización previamente y que la relación con Marruecos era comercial, no de soberanía, y que por tanto tenían derecho a la autodeterminación. “Marruecos no tenía nada que decir ahí, la sentencia estaba clara”, determina el Delegado.

Para hacer frente a esta situación, en 1975 las Naciones Unidas se propusieron conocer la realidad del campo saharaui bajo la presencia española. Cuando llegaron, España había creado el partido Nacional de Unión Saharaui. Los saharauis lo rechazaron al no estar fundado ni integrado por ellos. El Frente Polisario se manifestó frente las Naciones Unidas en todos los territorios vecinos para clamar por la independencia. Por esto, España se comprometió a estar con ellos durante la descolonización. En 1975, el Rey emérito Juan Carlos anunció que defenderían el Sáhara «hasta la última gota de sangre española, tengan confianza en nosotros”. Siete días después, lamenta Mansour, se ordenó el estado de sitio, y con este el ejército y las fuerzas españolas se aliaron para que las fuerzas marroquíes entraran. Juan Carlos, según EcsSaharaui, se comprometió a ceder el Sáhara español a Marruecos a cambio del apoyo político americano. “Nadie se puede imaginar la situación. Sin armas ni alimentos, únicamente con la conciencia política, y con la confianza de que España nos iba a ayudar. Fuimos abandonados y traicionados por el Gobierno español”, deplora Mansour.

El 14 de noviembre se cumplieron 46 años de la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid,  donde se repartió el territorio saharaui entre los países firmantes. No obstante, esto no fue concluyente ya que el Sáhara es una colonia en proceso de descolonización. Mansour denuncia la inexistencia de un referéndum que les permita decidir “si quieren formar parte de Marruecos o ser libres”. Prosigue argumentando que el pueblo saharaui no estuvo presente en la firma, por lo que le resta validez al tratado. “Se realizó para limpiar la conciencia de algunos, si es que tienen. Se han lavado las manos. Esto fue un golpe mortal para nuestro pueblo”, denuncia el Delegado.

Mansour esgrime que luchan por un derecho fundamental, el de la libertad. Esta se ha visto corrompida en diversos ámbitos, y el de la expresión no se queda atrás: «Tenemos un centenar de presos políticos con condenas de 25 años por izar una bandera». Declara que batallan con todo lo que tienen, uñas, dientes y sangre. Han resistido con dos graves problemas, la ausencia de armamento y los bombardeos de Marruecos a la población que huyó hacia Argelia. Se le quiebra la voz recordando, casi para sí mismo, las personas que fallecieron caminando para llegar a su destino: “Es la peor situación que hemos sufrido. Nos ha traicionado el país colonizador que prometió estar con nosotros”.

Esta lucha tiene como consecuencia grandes contrastes entre los dos territorios, continua narrando el Delegado, con cinco mil prisioneros militares saharauis frente a 33 marroquíes.

“La ONU es una pantomina, al igual que los Derechos Humanos. No existen sus causas, únicamente sus intereses. Lo hemos vivido en nuestra piel”

Hamdi Mansour, Delegado del Frente Polisario en Canarias

Mansour ataca sin miramientos a pilares de la comunidad internacional, declarando que “la ONU es una pantomima, al igual que los Derechos Humanos. No existen sus causas, únicamente sus intereses. No hay justicia ni derecho, solo bonitas consignas. Son un engaño para la opinión pública y para los pueblos. Lo hemos vivido en nuestra piel”. Acusa a las Naciones Unidas de permitir que los soldados marroquíes disuelvan de forma violenta a personas manifestándose pacíficamente, haciendo hincapié en que uno de los objetivos primordiales de la Organización es velar porque se respeten los Derechos Humanos. 

Denuncia que pese a que les reconozcan 80 países, y que en otros los referéndum se ejecuten en un breve periodo de tiempo, ellos lleven 29 años esperanzo uno que “seguramente acabará siendo amañado”. Explica que esto se ve agravado por el compromiso de las Naciones Unidas con el pueblo saharaui y porque Marruecos firmara en su momento un plan de paz inservible. “Las Naciones Unidas se ha convertido en un guardián para que Marruecos siga reprimiendo y colonizando sin pudor alguno”, sentencia.

Si hablamos de limitaciones tangibles, en el Sáhara se encuentra una barrera de arena que separa su territorio ocupado por Marruecos de los liberados por el Frente Polisario. Ellos lo denominan “el muro de la vergüenza”, retraimiento que abarca 2.700 km y tiene más de diez mil millones de minas antipersonas. 

El derecho a veto de la ONU y sus repercusiones

Marruecos se burla del derecho internacional. Es otra afirmación que Mansour lanza sin titubear. “Esto no es una guerra usual, de siete días de bombardeos entre dos territorios. Marruecos ha provocado consecuencias nefastas, como una hemorragia económica, pues han tenido que mantener 170.000 soldados en un muro de 2.700 km de largo durante 16 años, enterrados como lagartos, siendo objeto de bombardeos y de ataques del Frente Polisario”, explica.

Francia tampoco queda impune del discurso del Delegado, pues lo acusa de ser uno de los obstáculos principales por los que no se ejecte el Minurso. “Siempre que se llega a un acuerdo, Francia saca la tarjeta roja porque no le conviene”, narra Mansour. Esto tiene como consecuencia que transcurra otro año “en el que exploten la riqueza de su tierra y la población viva en refugios”. Este hecho es consecuencia del derecho de veto que posee Francia en las Naciones Unidas. Este implica que, junto con otros cuatro países que atesoran este privilegio, la votación de cualquiera de ellos en contra de una propuesta implica que esta se rechace taxativamente.

«Los pueblos no son como los Gobiernos. De ser así ya habríamos sido exterminados”

Hamdi Mansour, Delegado del Frente Polisario en Canarias

Asimismo, Mansour señala a España como un culpable más: “Todavía no ha descolonizado nuestro territorio y nos han explotado durante un siglo. El Gobierno español tiene una deuda con el saharaui”. Clama que nuestro país ha abandonado a un pueblo hermano, a la supuesta provincia 53. Sin embargo, no pierden la esperanza en la solidaridad al poner el foco en Canarias y Argelia: “El archipiélago nos envía ayuda humanitaria y apoyan a los refugiados. Los pueblos no son como los Gobiernos. De ser así ya habríamos sido exterminados”. En la misma línea, agradece la ayuda de Argelia al cederles un territorio situado en el sur para cobijar a la población civil que no puede luchar, niños, ancianos y enfermos.

Los niños han perdido la inocencia, al igual que los jóvenes la esperanza. Mansour expone que estos desesperan por la justicia que llegaría de mano de la ONU y actualmente sienten el deseo de batallar en la guerra para poner fin a su situación. “Están encarcelados en centros de refugiados sin ninguna perspectiva de futuro, con el único aliciente de nuestra promesa de que con la Paz llegarán alternativas de vida”. El Delegado insiste en que lo único que reclaman es la solución democrática que posee “todo el mundo”, un referéndum para determinar si quieren ser del pueblo marroquí o libres. 

Marruecos organizó una agresión armada en la frontera para aniquilar a la población civil que estaba en una manifestación pacífica la madrugada de este 3 de noviembre, informa Mansour. Este, explica, fue el pretexto idóneo para desencadenar de nuevo la guerra, de terminar con “29 años de paz que realmente eran una cárcel, un exterminio postergado en el tiempo”. Establece que la batalla continuará si no se pacta una fecha para el referéndum con la garantía de que no será como las anteriores ocasiones. “No podemos parar la guerra aunque seamos víctimas, porque estamos obligados a defendernos. No tenemos fe en la Paz tras esperar por ella más de 30 años”, explana el Delegado.

Es una de las últimas oraciones que pronuncia en la charla una voz cansada de posponer su más ansiado fin. La voz que antepondrá su principio pacífico por el supuesto bien del pueblo. La voz que se ha cansado de clamar igualdad. La voz que lleva sumida en injusticias más tiempo del que llevo viva.

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