
En nuestro ordenamiento jurídico el pueblo es quien tiene la soberanía, es decir, es de donde emana el poder y quien lo ejerce a través de unos representantes. Este poder se divide en tres: poder legislativo, poder judicial y poder ejecutivo. Hoy nos adentraremos dentro del poder legislativo, aquel que regula todo el sistema español a través de la aprobación de leyes.
España es un sistema democrático, exactamente una monarquía parlamentaria, donde los representantes elegidos por el pueblo para el ejercicio del poder legislativo se agrupan en un organismo llamado las Cortes Generales. Este organismo a su vez se divide en dos cámaras, el Congreso de los Diputados y el Senado, lo que trae a colación que las leyes que regulan el país tengan que ser aprobadas por ambas cámaras, teniendo que existir un acuerdo entre estas. No haremos mención del funcionamiento de cada cámara, ya que nos centraremos en la forma de composición de cada una y su repercusión en la formación de disposiciones legales.

El Congreso de los Diputados se compone de un mínimo de 300 miembros y un máximo de 400. Por cada provincia se asignan 2 diputados, a excepción de Ceuta y Melilla que serán representadas cada una por 1 diputado. Pero esto no queda aquí, ya que por cada 100.000 habitantes en la provincia, se asigna un diputado más. Un ejemplo podríamos hacerlo con la provincia de Santa Cruz de Tenerife, que cuenta con 1.007.641 de habitantes. Por ser provincia, tendría 2 diputados, y al tener esa cantidad de habitantes, le corresponden 10 diputados de más, quedando entonces 12 representantes.
El Senado es la llamada cámara de representación territorial. Su forma de elección es diferente y es la que ha formado la controversia que ha llegado a pensar que tiene un funcionamiento irregular. Existen dos formas para componer la cámara del Senado. Por elección popular se designan 208 senadores, distribuidos de la siguiente forma:
– Provincias Peninsulares (Formado por un número de 47 provincias): 4 por cada provincia.
– Ceuta y Melilla: 2 por cada una.
– Islas Mayores (Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y Mallorca): 3 por cada una.
– Islas Menores (La Gomera, El Hierro, La Palma, Fuerteventura, Lanzarote, Ibiza y Menorca): 1 por cada una.
La otra forma es por las Comunidades Autónomas, las cuales designarán a un senador y a otro más por cada millón de habitantes en su territorio. No se puede establecer un número exacto de senadores, ya que la población va creciendo o decreciendo, variando el número en los diferentes periodos electorales.
Lo normal es que el ciudadano cuando ejerce su derecho al voto, lo haga en las dos cámaras por el partido que sienta más afinidad. Un dato curioso viene en las papeletas que le llegan al ciudadano por correo a su domicilio de los diferentes partidos políticos, donde si uno abre y observa la papeleta destinada a las votaciones del Senado, ya se han marcado las casillas de los representantes de dicho partido. Al igual comentar que a la hora de la votación, para el Congreso se vota a una plantilla, mientras que para el Senado se vota a la persona en concreto.
Analizando el sistema de elección, la problemática surge cuando un partido político consigue la mayoría en la cámara de Senado, que no es una situación actualmente ajena. Esto dentro del sistema es un gran problema, ya que como anteriormente se mencionó, para la aprobación de las leyes se necesita un consenso entre ambas cámaras.

La cámara del Senado deja de ser un representante territorial para convertirse en un representante de un partido político, el cual tendrá libre disposición para que las leyes que más le favorezcan a sus ideales sean las aprobadas.
Muchos ciudadanos no tienen conocimiento de como funciona el sistema. Van a votar sin conciencia alguna de la repercusión que puede causar su voto; en el caso de la gente joven, no se explica en ningún momento de la educación obligatoria el funcionamiento; y en las personas mayores que vienen de un régimen dictatorial, se le da una papeleta con todo rellenado para que voten.
Abundantes son los problemas que genera este sistema electoral con el que contamos actualmente, pero todavía no se ha encontrado una solución justa para encontrar una verdadera democracia y que la soberanía del pueblo esté representada en su totalidad.