Conforme iban madurando mis conocimientos acerca del séptimo arte, buscando desesperadamente algo que me llenase más que la película del domingo por la tarde, parecía casi obligatorio hacer una parada en el cine de gángsters. Obras como El Padrino, Los intocables de Eliot Ness, Scarface y, como no podía faltar, Chinatown. fueron mis primeros puntos de contacto dentro del género que me harían sumergirme en el mismo poco a poco.
Era cuestión de tiempo que todo ese recorrido cinematográfico me llevase al Noir, donde convivían personajes deplorables con los que no puedes tener más catalizador que la frustración para llegar a sentir empatía por ellos, las ciudades lúgubres cuyo crimen apesta hasta en los barrios más afortunados y, por supuesto, un exquisito gusto por el Jazz. Los ingredientes perfectos para un cóctel que refleja todo el espectro tenebroso del ser humano.
En el mundo de los cómics, el Noir posiblemente ha estado desde sus inicios, si tenemos al detective murciélago como el primer gran personaje del mismo, coincidiendo (a finales de los años treinta) la popularización de este arte y el pleno apogeo del género en el cine. En la posguerra las historietas policíacas empezaron a coger fuerza entre los lectores con cómics como Kerry Drake de Alfred Andriola y Vic Flint de Ernest Lynn y Ralph Lane, pero con la llegada del Comic Code Authority el género se vio fuertemente censurado. Tomaron el relevo obras como Sin City de Frank Miller o Criminal de Ed Brubaker, pues a partir de los ochenta los cómics empezaron a reformarse, tanto narrativamente como de forma gráfica, para intentar paliar la crisis creativa por la que pasaban.

Blacksad es un cómic creado por Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido como guionista y dibujante respectivamente. Es una novela gráfica que ha ganado numerosos premios entre los que destacan tres premios Eisner: los mal llamados Óscars de los cómics, para que nos entendamos. Hasta el día de hoy sólo han sido publicados cinco álbumes de Blacksad entre el año dos mil y dos mil catorce: Un lugar entre las sombras, Artic-Nation, Alma Roja, El infierno, el silencio y Amarillo. Centrándose cada uno de estos álbumes en un caso específico, podemos acompañar al detective Blacksad frustrando movimientos racistas, idilios nucleares de pro-comunistas e incluso siendo partícipe de la trama de una road movie, entre otras.
Si hablamos de los personajes de esta novela gráfica no podemos pasar por alto su caracterízación como animales antropomórficos, pues precisamente este aspecto es clave para entender a los participantes de estas tramas con sólo tres viñetas. Nuestro protagonista, John Blacksad es un gato negro, y dentro de nuestro bagaje cultural asociamos a los gatos como seres independientes y astutos, cualidades que creemos necesarias para el trabajo de investigación. Y si a esto le sumamos su pelaje negro, ya entendemos el porqué de la mala suerte que ha perseguido a nuestro detective. En contraposición al papel que desempeña Blacksad dentro de su novela, tenemos a los policías que son ilustrados como perros, cosa que tiene sentido si vemos a este animal poco un ser protector y fiel, siendo su amo en este caso el Estado o la justicia. Más ejemplos de este curioso recurso artístico son los reptiles asociados a los asesinos por su sangre fría, comadreja como reporteras por meterse donde nadie les llama o un águila real como presidente de los Estados Unidos.

El simbolismo propio de las películas Noir está presente en todo el cómic, cumpliendo cada uno de los cliché característicos de las mismas: el cigarro como liberador de estrés o aclarador de ideas, el ambiente pesimista de la posguerra, un protagonista cuyo corazón está roto y se alimenta de la nostalgia, hombres con gabardinas y las llamadas femmes fatales, refiriéndose a personajes femeninos que se presentan como interés romántico del protagonista y luego velan por sus propios intereses. Pese a cumplir todos y cada uno de los tropos del género, el ambiente que crea es tan puro y perfectamente recreado, que no sientes estos clichés como algo impuesto a la fuerza, sino como elementos propios de su contexto.
Guarnido, dibujante y entintador de la obra, tiene un buen uso de los planos cinematográficos para impactar con sus viñetas, sobretodo cuando usa el picado para recrear la inmensidad que rodea a los personajes o el plano subjetivo para alguna conversación distante. Otro elemento clave dentro de la imagen es el reiterado uso de la viñeta horizontal, que sirve para que nuestra mente la compare con la pantalla de un cine y recreemos la acción como si de un film Noir se tratase.

No quiero meterme en temas de guion porque prefiero que vosotros mismos seáis partícipes de su lectura. Díaz Canales ha logrado crear una serie de casos que te mantienen siempre en tensión y que al final sorprenden, sin innecesarios giros de trama que enrevesan el entendimiento de la misma de una forma tan pedante como haría Christopher Nolan. Las historias de Blacksad son reales, crudas y humanas, lo cual tiene gracia por el aspecto zooforme de sus personajes. Esta obra compone todos y cada uno de los elementos propios del cine negro y los eleva a hasta los límites del propio cómic.