
Cuando eres tan fanático de un grupo y te gusta todo lo que hacen, es muy difícil que salgan las palabras adecuadas para conseguir dar una perspectiva neutral. Yo vivo enamorado de la música de Fito & Fitipaldis y lo estoy desde la primera vez que los escuché. Tanto que todavía recuerdo la primera vez que esa música entró por mis oídos y llegó hasta mi corazón.
Antes de morirme quería poder escucharlos en directo aunque fuera un solo minuto, y no solo lo he conseguido, sino que ha sido en uno de los conciertos más espectaculares que podrían haber dado. Ya puedo morir feliz diciendo que estuve en el concierto de la gira 20 aniversario de Fito & Fitipaldis.
Eran las 22:34 y la gente empezaba a desesperarse, ya que muchos estábamos allí desde las 20:00 en la apertura de puertas. Esta espera fue amena gracias a las participaciones de Said Muti, un rockero invitado de la propia isla de Las Palmas de Gran Canaria; y Muchachito, el telonero oficial de toda la gira 20 aniversario.
Las luces se apagaron y todos alzamos la voz ante la emoción del inicio. La pantalla situada arriba del escenario se iluminó proyectando un vídeo animado introductorio a la gira, que bajo mi perspectiva, fue fantástico. Como es de esperar, al finalizar el vídeo empezó la magia con uno de los temas míticos del grupo: “Siempre estoy soñando”. Siendo sincero, no me acuerdo muy bien del orden de las canciones, ya que en lo único que pensaba en ese momento era en disfrutar de la música y en que me teletransportara. Otro problema con el que me encuentro al querer mencionar los temas más conocidos, es que para mí todos lo son. Todas sus canciones tienen algo especial, se te quedan grabadas y merecen ser escuchadas. Querer destacar alguna de las que tocaron sobre otras, bajo mi perspectiva, sería despreciar el valor de las demás. La duración del concierto fue de dos horas y media aproximadamente, con dos “pequeños descansos”. Los pongo entre comillas porque más que descansos, fueron partes de intimidad con el público. En uno Fito cogió la guitarra y tocó para nosotros en acústico “Rojitas las orejas”; y en el otro, salieron al escenario Fito, Muchachito y Javier Alzola a conquistarnos con canciones a dos guitarras y saxofón. Para finalizar el concierto, acabaron con un tema perfecto para cerrar: “Acabo de llegar”.
Al ser un concierto de aniversario, no faltaron canciones para contentar a todos los asistentes. Para mi grata sorpresa, los músicos con los que me encontré en el escenario eran unos bestias. Jamás pensé que en directo sonarían tres veces mejor que grabados. La atmósfera que se creó en aquel momento fue única e irrepetible.
Carlos Raya, el guitarrista solista y no tan solista, era un auténtico espectáculo. La guitarra parecía estar hecha a su medida, siempre sin cortarse un pelo. Javier Alzola se encargaba de los solos de saxofón y la percusión pequeña. El estilo fitipaldis viene muy marcado por sus solos y la forma de conseguir emocionar con su sonido y sus líneas melódicas. Alejandro “Boli” Clement, el bajo perfecto para las canciones de los fitipaldis, siempre en su sitio y destacando cuando es necesaria su aparición. Y para mí, uno de los grandes artificies de este gran concierto, Daniel Griffin. Nunca había visto a un batería disfrutar tanto tocando y comandando a los demás; una seguridad en los cambios, dando el 200% en cada canción y con una ejecución espectacular. No por dejarlo el último es el menos importante: Adolfo “Fito” Cabrales demostró de sobra lo gran músico que es, tanto cantando como tocando la guitarra.
Los movimientos de ellos por el escenario, la complicidad que tenían, la sincronización, sus cruces de miradas para saber qué hacer; todo esto y más demostró que eran un grupo, no solo un cantante conocido y una base detrás sin importancia. Como comentaba al principio del artículo, se me hace muy difícil poder comentar algo que adoras, ya que podría pegarme horas y horas escribiendo sobre ello; a la vez, me resultaría insuficiente y mediocre cualquier cosa que escriba.
Si tenéis la oportunidad de ver grupos en directo, jamás dejéis pasar esa oportunidad. Un momento mágico para alguien que debajo de su piel, lleva grabado a fuego Fito & Fitipaldis.